viernes, 4 de septiembre de 2015

LO QUE DEFENDIERON LOS SOLDADOS


 
Soldados españoles, servidores de una ametralladora


Y LA POLITIQUERÍA ENTREGÓ
 
 
Manuel Fernández Espinosa
 
 
En el tratado de paz con Marruecos de 1860 España había impuesto al Sultán la cesión de una porción de territorio suficiente para establecer una pesquería en la fachada atlántica del norte de África. Pero en aquellos años del siglo XIX no se señaló con precisión el lugar para emplazar este establecimiento pesquero. El 21 de enero de 1878 se determinó el sitio en que se levantaría esta factoría. Sin embargo, hasta 1900 la diplomacia marroquí impidió la legítima ocupación negociada en 1860. Y luego, los intereses imperialistas de Francia impidieron la misma hasta el 6 de abril de 1934. En esa fecha, bajo la II República española, el coronel Capaz dirige una expedición que desembarcó en Ifni, estableciéndose las bases del dominio español. Bajo las órdenes de Capaz, el capitán Galo Buyón y sus fuerzas en camello recorren y toman posesión de los territorios de la Saguia el Hamra, alcanzando las ciudades de Smara y Guelta Zemmur. En el sur, el teniente Lagándar recorre el Río de Oro, y las tribus indígenas se adhieren a España. En 1939 se creaba El Aaiún.
 
Por otro lado, frente a las Canarias, empresarios españoles insulares habían adquirido en 1884 la península de Río de Oro, con el fin de instalar en ella un punto de apoyo que sirviera de plataforma a los barcos de la Sociedad de Pesquerías Canario-Africanas. En 1887 el teniente coronel Emilio Bonelli recorrió la costa con tres goletas y se llega a un convenio con el Chej de Ulad Bu Sbaa, poniendo la zona de Cabo Blanco bajo la protección del Rey de España. Después se realizaron sucesivas expediciones –la de Julio Cervera y el profesor D. Francisco Quiroga- que asentaron la influencia española hasta las salinas de Iyil y Adrar Temar. En 1903 España nombra su primer gobernador, D. Francisco Bens Argandeña, que ocupó en 1916 el Cabo Juby –por lo que este cabo pasó a llamarse “Villa Bens”. En 1920 este mismo animoso gobernador español ocupó la Güera, en competencia con los franceses.
 
Así era como España, menguada a lo largo del calamitoso siglo XIX en su antiguo poderío imperial, se iba reconstruyendo un nuevo imperio en África. Pero la II Guerra Mundial trajo la desmoralización de las viejas potencias imperialistas europeas que, en esa crisis política y moral, fueron cediendo cada vez más a las reclamaciones de la Liga Árabe. Fue así como se dio una curiosa paradoja: mientras las potencias europeas ponían en cuestión su legitimidad sobre los territorios que hasta entonces habían dominado, los estados árabes se crecían en sus afanes imperialistas. Francia finiquita los derechos de Protectorado que desde 1912 ejercía sobre Marruecos. Desde 1894, con el sultán Mulai El Hassan, en Marruecos crecía el nacionalismo, pero la política desquiciada de su sucesor, su hijo Mulai Abdelazis, dejó Marruecos a merced de las potencias imperialistas europeas que habían acordado en la Conferencia de Berlín de 1885.
 
España poco tenía que ver con todo eso. Sus posesiones en África eran ridículas en comparación con las que ostentaban los franceses o, dígase por caso, los portugueses en Angola. Pero los efectos de la descolonización posterior a la II Guerra Mundial serán los que ocasionen los primeros síntomas de perturbación, instigados por Marruecos. El 7 de junio de 1956, Allal el Fassi publica en “Al Alam” (portavoz del partido Istiqlal nacionalista marroquí) un gran mapa con las reivindicaciones territoriales de lo que se hace llamar “Gran Marruecos”. En este mapa el Sáhara occidental, parte del desierto argelino, Mauritania, Senegal y la zona norte de Mali se señalan como territorios a conquistar para incorporarlos al imperio marroquí. A mediados de 1955 se había constituido el “Yeis Taharir” (“ejército de liberación”) a base de las partidas guerrilleras que habían combatido contra los franceses. Mesfiou Ben Hammu, jefe del Yeis Taharir, con el apoyo del príncipe heredero Muley Hassan de Marruecos, trata de establecer bases en territorio español. En 1956 Ben Hammu requiere a las autoridades españolas que le consientan visitar nuestro territorio, a lo que el Ministro de la Presidencia Almirante Carrero Blanco contesta: “El Gobierno no es partidario de la libertad de movimientos del “Ejército de Liberación”, temiéndose una felonía de los marroquíes. Al final, los marroquíes se infiltran en territorio español. A finales de 1957 se desencadena la guerra de Ifni-Sáhara. En febrero-marzo de 1958 el llamado “Ejército de Liberación Marroquí” fue expulsado de Ifni y dispersado mediante una acción conjunta franco-española.
 
Esta guerra nunca fue declarada oficialmente ni tampoco se finalizó de manera oficial, sin embargo España y Marruecos firmaron el 1 de abril de 1958 los acuerdos de Angra de Cintra, por los que se cedía Cabo Juby a Marruecos en junio de 1958. Durante los años siguientes, la presión internacional (resolución 1514 de las Naciones Unidas de 14 de diciembre de 1960 sobre descolonización incluía a Ifni como “Territorio No Autónomo”, la resolución 2017 de la ONU de 16 de diciembre de 1965 instaba al gobierno de España a descolonizar los territorios de Ifni y Sáhara occidental.) España parlamentó con Marruecos y, a comienzos de 1969, se acordó devolver el territorio a Marruecos. La bandera española se arrió de Sidi Ifni el 4 de enero de 1969, para vergüenza de nuestra Patria. El 31 de julio la ciudad fue entregada a Marruecos. Esta guerra causó a nuestro Ejército Español 119 muertos, 573 heridos y 80 desaparecidos. Las presiones internacionales, la política débil y el chalaneo diplomático entregaron al enemigo lo que el sacrificio de nuestros soldados, el derramamiento de sangre española y las penalidades habían sabido conservar.