domingo, 16 de noviembre de 2014

LO QUE AHORA EXISTE, UNA VEZ FUE IMAGINADO







Practicando un aborto


UNA ORGANIZACIÓN DE NACIONES UNIDAS MUY DIFERENTE
 
Manuel Fernández Espinosa
 
 
Es frecuente que el "ciudadano" sienta una profunda incredulidad en la eficacia de la acción de la Organización de Naciones Unidas. Se constata que la paz mundial, muy lejos de ser alcanzada, está puesta en riesgo continuamente por el terrorismo internacional, por el fundamentalismo religioso o por cualquier grupo humano a partir del cual se haya construido el "enemigo" en el imaginario colectivo. No sería necesario hacer una encuesta para aseverar que la mayoría de los seres humanos que componen eso que se llama "humanidad" siente que la ONU es una organización ineficaz. Los fracasos continuados en las negociaciones de paz, las diligencias que no impiden las guerras sobre el planeta... Así parece que lo verifican: la ONU no sirve para nada -dicen. Y hablar de la ineficacia de la ONU se ha convertido en un discurso banal; pero, como todo lo banal, este discurso cumple una función sociológica de dominio de masas. Y es hora de refutar esta falsedad: la ONU es más eficaz de lo que nos parece y es tanto más eficaz en lo que de negativo comporta para la humanidad.
 

El complejo organigrama de la ONU comprende una tupida red de órganos dependientes de la Asamblea General, del Consejo Económico y Social, del Consejo de Seguridad, de la Secretaría General y otros organismos conexos. El conocimiento que de esta disposición organizativa se transmite (y, en el mejor de los casos, se tiene) no pasa de ser un formulario escolar, para aprenderlo de memoria sin que nadie ponga en cuestión los contenidos, puesto que estos se revisten con todos los calificativos intocables de paz, solidaridad, tolerancia, bienestar, salud... De la ONU conocemos las siglas: FAO, UNICEF, UNESCO... Ni una sola parcela que podamos considerar importante y de interés para el ser humano deja de estar "atendida" por alguno de los tentáculos del Kraken, de ese terrible pulpo gigante.
 



Sin embargo, algo suscita las sospechas de vastos sectores de la población. Cada vez es menos fácil acallar las corrientes de opinión que de alguna u otra manera ofrecen una resistencia a ciertas y concretas planificaciones mundiales que se ven como amenazadoras: uno de los casos más palmarios es la porfiada labor que contra la natalidad ejecuta la Federación Internacional de Planificación Familiar (International Planned Parenthood Federation, IPPF), organización "no-gubernamental" de proyección planetaria; esta organización colabora asiduamente con la OMS (Organización Mundial de la Salud, con el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), con UNICEF, con el Fondo de Población de Naciones Unidas (FPNU) y con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El título que ostenta de organización no-gubernamental es un eufemismo para encubrir lo que es un poderoso lobby que trata de regular la natalidad mundial recurriendo a todas las estrategias: desde la promoción del aborto, los anti-conceptivos, la eugenesia, etcétera.
 

De la ONU solo vemos la punta del iceberg y nuestros hijos tienen que aprender, de memoria, los laudables propósitos humanitarios que desarrollan sus organismos subordinados. Pero, ¿qué sabemos de sus contenidos? ¿de sus auténticos propósitos? ¿de sus directivos verdaderos, esos que manejan las cuerdas de los títeres? Seamos sinceros: apenas nada. Pero, insisto, la ineficacia de la ONU -el discurso que se ha instalado en la mentalidad de los "ciudadanos", no es tal ineficacia: que la ONU no pueda impedir una guerra en una de las "regiones" del planeta no significa que no desarrolle y realice con cierto éxito las líneas de acción que están en el origen de su constitución como entidad que se configura con voluntad de organizar la política, la economía, la salud, la seguridad a escala planetaria, con una voluntad supranacional que trata de eliminar la independencia de las naciones. Y si no sabemos esto, no tendremos un criterio ajustado para interpretar la actualidad y el mundo en que vivimos.
 
 
Entre los campos de acción en los que la ONU se muestra más eficaz, para nuestra desgracia, hay que mencionar el campo educativo y el campo de la salud. Pongámonos la escafandra y sumerjámonos para ver algo de lo que no vemos del iceberg, así podremos comprobar si la acción de la ONU es ineficaz o eficaz -y presentemos algo de la ideología que subyace a ella y se nos oculta.
 
 

LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD Y CHISHOLM, SU INSPIRADOR
 
 
La OMS se fundó el 7 de abril de 1948 y su sede está en Ginebra. Es un organismo especializado y dependiente del Consejo Económico y Social de la ONU. En 66 años ha tenido ocho directores generales: George Brock Chisholm fue el primero de ellos (desde 1948 a 1953), le siguieron por orden cronológico: M. G. Candau, H. Mahler, H. Nakajima, G. H. Brundtland, Lee Jong-wook, Andres Nordström y, actualmente, su directora general es Margaret Chan. Todos ellos, no podía ser menos, con título de doctores.
 
 
Muy poco se sabe de ellos; todo lo más, sus nombres y apellidos. Pero, ¿quiénes son? ¿cuál es su trayectoria profesional? ¿cuáles sus creencias? ¿su ideología? Podemos leer una biografía de Mahatma Gandhi, de John Lennon (es obvio que serán biografías en las que se exaltarán sus presuntas virtudes y se silenciarán sus miserias humanas), pero difícilmente encontrará usted una biografía del primer director general de la OMS: George Brock Chisholm, por ejemplo.
 
 
Sabemos que nació el 18 de mayo de 1896 en Oakville (Ontario, Canadá). Sirvió a los 18 años en la Fuerza Expedicionaria Canadiense que participó en la Primera Guerra Mundial. Al concluir la guerra, Chisholm emprende sus estudios de medicina en la Universidad de Toronto, interesándose por la psiquiatría y especializándose, en la Universidad de Yale, en psiquiatría infantil. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial el veterano G. B. Chisholm, como autoridad reconocida en psiquiatría, es puesto al frente de los servicios psiquiátricos del ejército de Canadá. Al concluir la conflagración, Chisholm será reclamado para que organice la OMS (Organización Mundial de la Salud), diseñando las líneas de acción en lo porvenir. Pero, ¿qué principios animaban la acción de Chisholm? ¿Cuál era la ideología que subyacía a la labor de Chisholm al frente de la OMS?

 
En 1946, en el marco de las Conferencias de la William Alanson White Psychoanalytic Society (la Sociedad Psicoanalítica William Alanson White), Chisholm revelará algunos planteamientos que serán los supuestos teóricos que inspirarían y dirigirían poco después la intervención de la OMS, bajo su dirección, en asuntos de salud mundial.



 
Para Chisholm la salud mundial ha de enfocarse como una tarea preventiva que impida el brote de la enfermedad: se trata de prevenir la enfermedad. Hasta aquí nada que objetar, pero la enfermedad -para Chisholm- era por encima de todo "enfermedad mental" (no en vano era un psiquiatra) y la raíz de toda "enfermedad mental", según el psiquiatra canadiense, hay que buscarla en la educación de la infancia: "La educación de los niños hace mil neuróticos por cada uno que los psiquiatras pueden esperar ayudar con psicoterapia" -afirma Chisholm.
 
 
La conclusión es lógica: para evitar males mayores, en un sentido estratégico (además de psiquiatra, no olvidemos que era militar) hay que esforzarse en acometer un vasto programa de reforma, para suprimir las lacras sociales. Entre esas lacras sociales no sólo están las escuelas que hay que reformar, haciendo desaparecer el autoritarismo, también las familias son lacras puesto que son, después de todo, vistas como ámbitos en los que los niños comienzan a sufrir, supuestamente, los primeros traumas que marcarán un futuro psicopatológico.






G. B. Chisholm



El reduccionismo psiquiátrico de Chisholm lo explicaba todo. La guerra también podía explicarse por enfermedad mental: producida por el autoritarismo transmitido en los hogares patriarcales que había que superar, producida por la lealtad ciega que se inculca a la patria, por la "culpa y el temor" que hay que eliminar de nuestras vidas.
 
 
Chisholm es uno de los relativistas más peligrosos que hayan actuado en el siglo XX. Su relativismo apenas lo explicitó sobre el papel; hizo algo peor, lo implantó en la realidad sobre una decidida acción que ha ido calando la mentalidad de millones de personas en 66 años de intervención silenciosa y discreta a través de los canales de la OMS.

 


Es Chisholm uno de los primeros en asentar los supuestos de lo que hoy conocemos como "pensamiento políticamente correcto", cuando afirmó tempranamente que había que llevar a cabo una profunda reinterpreación "del concepto de correcto e incorrecto, que ha sido la base de la educación del niño, la sustitución de la fe en las certezas de los mayores". Para -una vez eliminado ese concepto que se entiende como prejuicio tradicional y perjuicio mental- sustituirlo por un presunto "pensamiento inteligente y racional".



"¿No sería más sensato dejar de imponer a los niños nuestros prejuicios y creencias locales y darles todos los puntos de vista de cada asunto para que en el debido momento tengan la capacidad de enfocar las cosas y tomar sus propias decisiones?".


Dice Chisholm.




Lo que había que destruir, al entender de Chisholm, era "la incapacitante carga del bien y del mal". No puede imaginarse un relativismo moral de mayor profundidad y alcance. El mal y el bien, la culpa y el castigo... Son, para Chisholm, pesadas "cargas" que hay que suprimir.



Es así como para el inspirador de la OMS, la moral deviene en higiene mental. Es así como las religiones tradicionales -que transmiten preceptos, reglas morales y conceptos como "bien y mal" o "culpa y expiación"- han de ser abolidas, para ser sustituidas por una religión mundial de la salud mental, donde el psiquiatra ocupe el lugar del sacerdote. Es así como también las lealtades "locales" (nacionales, patrióticas) han de ser superadas por un Gobierno Mundial, por un Nuevo Orden Mundial. Este es el mundo en el que estamos, donde todo el mal, en definitiva, se atribuye a un "desorden psiquiátrico": pederastia, violación, criminalidad... No hay culpables, hay "enfermos mentales".


 


El tonto pensará que Chisholm fue un visionario que se anticipó a su tiempo, pues lo que podemos leerle parece tan actual... Sin embargo, el prudente considerará que, como hemos tratado de probar, G. B. Chisholm fue uno de los que diseñó el presente y, si no lo remediamos, el futuro. William Blake nos dejó un proverbio que viene muy a propósito:

"What is now proved was once, only imagin'd"
 

("Lo que ahora se comprueba, una vez no fue sino imaginado").