Carlos Marrero
Con mucha consternación vemos y escuchamos las noticias que nos llegan de Ucrania, donde se ha creado un conflicto por bastardos intereses del capitalismo internacional. Entre esas noticias nos ha llegado ésta que da fe del asentamiento de sectas en Ucrania: Ucrania, un laboratorio de sectas.
Las sectas, eufemísticamente llamadas Movimientos de Nueva Espiritualidad, ofrecen un abigarrado conjunto: las hay de todo tipo y para todos los gustos, desde las que se encubren bajo máscara "cristiana", como aquella liderada por el psicópata socialista Jim Jones que perpetró la famosa masacre de sus seguidores en Guyana, hasta las de aspecto más exótico, inspiradas en religiones de Extremo Oriente. Hemos querido consultar a Manuel Fernández Espinosa, filósofo y teólogo católico, sobre este particular de lo que ocurre en Ucrania, para entender este tipo de peligrosas tendencias. Manuel Fernández es uno de los fundadores de RAIGAMBRE, MUNDIVM y asesor de OBSERVATORIO DE TENDENCIAS.
-¿Es casual el fenómeno del que da cuenta el medio ruso RT sobre la instalación de sectas destructivas en Ucrania?
-El conflicto que está en curso en Ucrania es un fenómeno muy complejo para tratarlo aquí, pero en cuanto a lo que se me pregunta diré que nada hay "casual". Que en Ucrania empiecen las sectas no es ningún hecho aislado y sin conexión con la situación. El proceso de, llamémosle, "occidentalización" comporta la introducción de estos grupos para la corrupción total del tejido social. Lo hicieron con España.
-¿Qué entiendes por "occidentalización"?
-Llamo "occidentalización" al proceso de conversión de una realidad nacional de signo tradicional en "algo" que se ahorma a los esquemas mundialistas que prevalecen en Estados Unidos de Norteamérica y Europa. Países que (por las razones que fueren; casi siempre de índole política) han permanecido durante tiempo encapsulados sin apenas contactos con "Occidente" de repente caen bajo la letífera fascinación por todo lo occidental: el idioma inglés como vehículo hegemónico de comunicación, la cultura de masas, el cine jolibudiense (escríbalo así), la comida basura y Disney. Para lograr que un país se occidentalice (pues es comúnmente y erróneamente considerado como atrasado si no se homologa con "occidente"), los grupos de poder que promueven la "occidentalización" han de desplegar una campaña en muchos frentes. Se persuade por todos los medios a los ciudadanos del país en cuestión de lo atrasados que son, se instala la idea de que todo lo que han estado haciendo hasta la fecha es algo obsoleto que hay que "superar", abrazando el "estilo de vida" occidental, poniéndose a la moda, que hay que renegar de sí mismos, de esa forma es como se destruye una nación y así se tiene un nuevo "mercado" con esclavos que se creen libres.
-Has dicho que "lo hicieron con España", ¿podrías explicar esto?
-Sí, es muy sencillo. Al igual que en Ucrania asistimos a esa preocupante instalación de sectas, incluyendo las satánicas, en España pasó algo similar. Cuando España experimentó su transición política a la democracia (que es decir "occidentalización"), muchas sectas se establecieron aquí: primeramente lo hicieron casi en la clandestinidad, más tarde -amparándose en el Artículo 16 de la Constitución de 1978- fueron legalizadas, lo que no significa que sus actividades internas sean lícitas. El resultado social de ello fue calamitoso: comenzó a desaparecer gente, sobre todo adolescentes, que eran captados por estos grupos. Todavía recuerdo, aunque yo era un niño, la polémica que trajo consigo el escándalo de la secta Edelweiss que cometía abusos sexuales con sus adeptos, pero al igual que Edelweiss muchas otras se hicieron presentes en la sociedad española, creando dramas familiares de los cuales muy poco sabemos. En cuanto al satanismo fue en el año 1976 (un año después de la muerte de Franco) cuando Julián Moreno Sandoval, que a la sazón era Jefe de la Oficina Nacional Española de Turismo en San Francisco (USA) trajo a España la Iglesia de Satán (fundada en 1966 por Anton Szandor LaVey).
-Parece que usted está insinuando que "con Franco no pasaban estas cosas". ¿Es esto así?
-No, en modo alguno. A diferencia de lo que sostiene el unilateralismo antifranquista, el franquismo fue un régimen que duró muchos años y que tuvo muchas y diversas etapas. Franco mantuvo a raya a la masonería y al comunismo que no pudieron hacerse presentes en España hasta después de su muerte: en 1977 el PCE y en 1979 la masonería, pero en lo concerniente a la libertad religiosa el franquismo dio pasos en 1967: con la modificación del Fuero de los Españoles y merced a la ley 44/1967, Francisco Franco permitió cierto margen de libertad a las iglesias protestantes; aunque el Estado seguía siendo confesionalmente católico, los cristianos "disidentes" ganaron un espacio propio. Fue por ahí por donde se colaron de rondón los Testigos de Jehová. En mi archivo tengo folletos de los Testigos de Jehová de esa época. Franco se vio obligado por las circunstancias y, especialmente, por las presiones de sus "aliados norteamericanos" a dejar que el protestantismo se instalara en España. Pero en el paquete del "protestantismo" ya vemos que también entraron otros grupos que, bajo ningún punto de vista, puede decirse que sean protestantes, aunque florecieran en una cultura protestante, que es cosa muy distinta.
-El Artículo 16 de la Constitución Española de 1978 que proclama la libertad religiosa, ¿ha sido la razón de la proliferación de sectas en España?
-Para ser precisos, ha sido una condición de posibilidad. Y lo ha sido, habida cuenta de la inexistencia de un organismo competente (más allá de los tribunales) que, formado por profesionales, pueda discernir en el complejo mundo de las creencias para dimirir lo que es una secta destructiva, distinguiéndola de una religión. Los jueces, los fiscales, los abogados saben mucho de leyes, pero no creo que su cultura religiosa sea el fuerte de todos ellos. Eso explica que en España no se le haya concedido la importancia que tiene a este fenómeno de las sectas destructivas y por eso campan a sus anchas.
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