sábado, 15 de agosto de 2015

NO DESPERTÉIS JAMÁS A LA SERPIENTE

Edward Bulwer-Lytton
 
 
Manuel Fernández Espinosa




WAKE THE SERPENT NOT

Wake the serpent not – lest he
Should not know the way to go, –
Let him crawl which yet lies sleeping
Through the deep grass of the meadow!
Not a bee shall hear him creeping,
Not a may-fly shall awaken
From its cradling blue-bell shaken,
Not the starlight as he's slidin
Through the grass with silent gliding.

(Percy Bysshe Shelley, 1792-1822)

NO DESPERTÉIS JAMÁS A LA SERPIENTE

No despertéis jamás a la serpiente,
por miedo a que ella ignore su camino;
dejad que se deslice mientras duerme
sumida en la honda yerba de los prados.
Que ni una abeja la oiga al arrastrarse,
que ni una mosca efímera resurja
de su sueño, acunada en la campánula,
ni las estrellas, cuando se escabulla
silente entre la yerba, escurridiza.



 



¿Sabía Shelley lo que escribía cuando compuso este poema? No lo sabremos nunca. Yo no pienso averiguarlo. Lo que sí está claro es que, con este poema Shelley nos remite a un profundo misterio del que Oriente, el Extremo Oriente, tiene el secreto.
 
Suami Vishnu Devananda (1927-1993), fundador del International Sivananda yoga Vedanta Centres, habla de la "Kundalini Shakti", de la cual dice que es "La manifestación del poder cósmico en el cuerpo y yace en un estado potencial. No es una fuerza material, sino el poder síquico y espiritual que subyace en toda materia orgánica e inorgánica, en su forma más prístina. Por su movimiento ascendente, en forma de espiral, cuando se despierta, se le conoce como el poder de la serpiente e, iconográficamente, es representado como una serpiente enroscada en la base de la columna. La ascensión de la Kundalini lleva a la unión de Siva o el estado supremo de conciencia y de iluminación espiritual".

Los esfuerzos del practicante de Hatha Yoga están encaminados a despertar la Kundalini.
 
Ese principio que yace latente y puede despertarse recibe en la tradición taoísta el nombre de "qi" (se pronuncia "chi") y, como en la tradición yóguica, el taoísmo lo relaciona con la respiración y está a la base de gran parte de su medicina. Como podemos ver se trata de algo que, prescindiendo de las imágenes propias de cada tradición religiosa, es compartido por muchas escuelas. En occidente es difícil rastrear algo parecido, pero también hay constancia de ello aunque bajo formas a veces más mostrencas. Cuando Arthur Schopenhauer identificaba el noúmeno con la "voluntad", pretendiendo haber despejado la incógnita kantiana, estaba casi rozando este misterio.
 
En occidente se aproximaría al misterio de esta fuerza desconocida el químico, naturalista y filósofo Carl Ludwig Barón von Reichenbach (1788-1869) que allá por el año 1845, en sus estudios relativos a la electricidad, el magnetismo y el calor, postulaba la existencia de lo que, con diversos nombres, denominó "fuerza odica", "fuerza odílica" o simplemente "Od", una energía vital que supuestamente residiría en todos los seres vivos: plantas, animales y seres humanos.
 
En la psicología incipiente sería Gustav Theodor Fechner (1808-1887), fundador de la psicofísica, el que se internaría con sus investigaciones en un campo que vislumbró esta energía, llevándolo a esbozar una teoría mente-cuerpo calificada como pansíquica y de la que Sigmund Freud tomaría no pocos elementos para su teoría y praxis psicoanalíticas.
 
No era sólo en los campos de la investigación científica del siglo XIX donde se estaba especulando con esta presunta "fuerza vital", principio activo de todo. La Sociedad Teosófica también contribuyó a la popularización de creencias similares, traídas de una y otra tradición religiosa de Extremo Oriente, combinándolas en un tótum revolútum.  El ocultista británico Edward Bulwer-Lytton aprovecharía ciertas nociones teosofistas para acuñar su "Vril" (nombre que Bulwer-Lytton le daría a esa extraña "energía") que presenta en su novela "The Coming Race or Vril: The Power of the Coming Race" (1871). En la Alemania de entreguerras llegaría a crearse un grupo ocultista que se denominaría Sociedad Vril o Logia Luminosa. Comúnmente se piensa que se trataba de un círculo de visionarios que creyó a pie juntillas lo que no era más que ficción literaria de Bulwer-Lytton, pero hay muchos factores como para pensar que más bien se trataba de ocultistas que estudiaban métodos para despertar la "Kundalini". Uno de los líderes de la Sociedad Vril sería Karl Haushofer (1869-1946), el único europeo admitido en la enigmática sociedad secreta japonesa llamada la Orden del Dragón Verde.
 
El polémico psicoanalista Wilhelm Reich (1897-1957) postularía por los años 30 del siglo XX la existencia del "orgón" (energía orgónica) como fuerza vital universal, pero -como vemos- no inventaba nada nuevo.
 
Estas cuestiones son frecuentemente ridiculizadas por la ignorancia que sobre ellas existe. En occidente se las ha plebeyizado con la frivolidad y grosería que se acostumbra (baste pensar en esas popularizaciones del "Kamasutra" para modernos, por ejemplo.)
 
Con mucha probabilidad el descrédito que se extiende sobre ellas forme parte de la misma estrategia de encubrirlas. Pues, como barruntó Shelley:
 
Wake the serpent not...
 
 

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